Lo que ocurre al viajar

Lo que ocurre al viajar. Participación de jóvenes de ASDE en el Jamboree Nacional de Armenia.

El pasado mes de agosto Irene Ramos y Carlos Olazabal, 2 rovers/compañeros de ASDE Scouts de España, tuvieron la suerte de vivir una experiencia irrepetible participando junto con más de 100 jóvenes en el Jamboree Nacional de Armenia, que tuvo lugar en Byurakan.

Os dejamos aquí las interesantes reflexiones de Irene, una de las representantes rovers de ASDE. Muchas gracias por compartirlas con nosotros y esperamos que esta vivencia despierte en muchos de vosotros  el interés por la riqueza de las experiencias internacionales:

“ Hace dos semanas me encontraba subiendo a un tren que daba comienzo a mi camino hacia Armenia. Hoy, sentada frente al teclado intentando escribir algo coherente, me sigue costando asimilar lo que he vivido durante esos once días, y aún más que ya se hayan acabado.

Uno siempre crea una serie de expectativas antes de comenzar una aventura. Es sorprendente la cantidad de veces que esas expectativas se ven superadas si eres capaz de adaptarte a lo que venga. Es por eso que, a la hora de viajar, nuestra mente debe ir siempre preparada para los cambios de planes, los imprevistos, las diferencias culturales y las tierras desconocidas, porque solo así sabremos llegar a apreciar al completo la experiencia de viajar a lugares nuevos.

Haber tenido la oportunidad de participar en el campamento nacional de un país como Armenia, junto a Carlos (gran Rover y gran amigo al que espero tengáis la suerte de conocer) y rodeada, además, de tantos Scouts de otras partes del mundo, desde Suecia hasta Líbano, me ha hecho ver lo diferente que es el escultismo fuera de nuestra asociación, y a su vez, lo similar que puede ser en ciertas ocasiones. Y creo que saber apreciar esas diferencias, convivir y aprender de ellas, es lo que nos hace evolucionar cada día, lo que nos impulsa a ser siempre un poco mejores, realizando una autocrítica que lime asperezas y corrija los errores que inevitablemente todos cometemos.

Después de las primeras treinta horas de viaje, el día 18 de agosto llegamos a Byurakan, una zona de campamento a más de 1100 metros de altura que pertenece a la Homenetmen, es decir, a la Organización de Scouts de Armenia. Desde allí es posible ver, mucho más abajo, Yereván, la capital del país, y mucho más arriba, el monte Ararat, de 5000 metros, ya en Turquía.

Durante los siete días de campamento, hemos tenido la oportunidad de conocer Armenia en todos sus sentidos. Sus montañas, sus lagos, sus perdidos monasterios y sobre todo, su gente, moldeada por una historia larga y triste que los ha convertido en un pueblo mucho más fuerte de lo que alguna vez podremos llegar a imaginar.

El escultismo armenio ha sufrido, al igual que el nuestro, turbulencias en su recorrido. Después de un largo periodo de prohibición, hace no mucho que volvió a nacer, y quizás por eso existe una diferencia tan grande con el escultismo que, al menos yo, vivo en mi día a día. Y aunque el proceso de adaptación es lento, es también enriquecedor. Es increíble cómo la cultura de un país influye tanto en el significado de la palabra “Scout” y en los métodos que se utilizan para llegar a ella. Y lo más increíble es que por mucho que lo escuchas, no puedes realmente entenderlo hasta que lo tienes delante y debes enfrentarte a un mundo que nada tiene que ver con el tuyo.

Un día, volviendo del monasterio de Amberd, una de nuestras hermanas georgianas (porque allí es normal llamarse “hermano” cuando eres Scout) me preguntó: “Irene ¿Estás de acuerdo con que viajar nos hace más inteligentes?”. Aquella conversación duró cerca de una hora y a ella se unieron otras diez personas. Y creo que la conclusión es el mensaje que debemos transmitir: debemos viajar para apreciar lo que tenemos en casa. Debemos viajar para aprender a amar las diferencias, para no sentirnos superiores a nadie, para entender que cada persona es un mundo y que puedes encontrar a un hermano a cuatro mil kilómetros de distancia. Debemos aprender idiomas para llegar a darnos cuenta de que a veces las palabras no hacen falta, y debemos cuidar nuestra cultura porque es la que nos hace ser quien somos.

Viajar nos hace más. Y ser Scouts y viajeros, nos hace mucho más.

Buena caza y largas lunas.”

Print Friendly, PDF & Email