SCOUTS Y REFUGIADOS

ENTREVISTA A SCOUTS OF KATSIKAS CAMP

Desde 2015, el flujo migratorio del Mediterráneo se ha visto enormemente incrementado a causa de la guerra continuada en Siria, Líbano, Irak y Turquía. Millones de personas han dejado atrás todo lo que tenían con el único objetivo de salvar sus vidas, emprendiendo un larga y peligrosa marcha hacia Europa, a la que muchos no han sobrevivido y tras la que otros muchos se han topado con la indiferencia de las instituciones europeas. Gran parte de estos refugiados ha sido acogidos en Grecia y ubicados en más de quince campos a lo largo del país.

El campo de Katsikas se encuentra en la periferia del Epiro, una región al noroeste de Grecia que limita con Albania. Desde el inicio de la crisis, cientos de personas estuvieron hacinadas en sus tiendas y barracones en una situación muy precaria. Sin embargo, en medio de esta desgracia, hubo quien decidió darle una oportunidad a la felicidad por medio de uno de los mejores instrumentos para alcanzarla: el escultismo.

Aunque actualmente el campo de Katsikas ha sido cerrado y sus refugiados reubicados en otros lugares del entorno, los Scouts of Katsikas Camp siguen adelante con ilusión, trabajando con chavales de varios campos. Hablamos con Issa al-Issa, una de las jóvenes sirias impulsoras de este proyecto.

P – ¿Cómo fue el viaje a Europa? ¿Y la situación aquí los primeros meses?

R – Yo llegué a la isla de Chios el 19 de marzo de 2016. Cuando después de atravesar el mar mi familia y yo llegamos allí nos hicieron primero una entrevista. Luego nos dieron unos documentos que nos permitieron viajar dentro de Grecia y nos llevaron en ferry a Atenas. Allí cogimos unos autobuses que creíamos que nos iban a llevar a la frontera con Macedonia pero cuando nos bajamos del autobús no había ninguna frontera. Aquello era un campamento con tiendas vacías sobre un campo enorme lleno de rocas. Durante el primer mes estuvimos durmiendo sobre las piedras en una situación bastante mala. Luego vino a ayudarnos una asociación española y tras unos pocos días la vida en el campamento comenzó a mejorar algo.


P – Con este panorama, ¿cuándo y cómo surge la idea de montar un grupo scout?

R – Los scouts del campamento de Katsikas surgen con Clarice, una voluntaria que llegó a Grecia desde Bélgica. Ella era scout en su país y quería hacer algo por todos los chicos y chicas que vivían en Katsikas. A parte los problemas humanitarios, los niños no tenían acceso a una escuela y realmente tampoco tenían nada que hacer. La idea era reunir a los niños del campo y hacer algunas actividades. Clarice empezó a buscar a voluntarios y refugiados y yo fui una de las que se unió. Éramos siete y empezamos haciendo un taller de flautas.

Al principio los jóvenes no nos tomaban en serio, no entendían lo que eran los «scouts» o exploradores, pero día tras día comenzaron a entender lo que hacíamos. Al poco tiempo esperaban con impaciencia el minuto en que nuestras actividades empezasen.

P – Hemos visto que vuestra pañoleta es a rayas verdes y amarillas. ¿Por qué esos colores?

R – Porque son los mismos que los de los Scouts de Bélgica, como Clarice.

P – ¿De dónde son y qué edad tiene los chicos y chicas con los que trabajáis? ¿Cuántos sois?

R – Los scouts de Katsikas son refugiados de Siria e Irak principalmente y su edad oscila entre los 12 y los 18 años. Al principio conseguimos reunir a un grupo de unas 15 chicas y 30 chicos con los que hicimos las primeras actividades. Luego empezó a llegar más gente.


P – ¿Crees que cambió algo en el campo de refugiados con la aparición de los scouts?

R – Sí, cambiaron muchas cosas. Tras las primeras actividades, decidimos limpiar el campamento con ayuda de algunas organizaciones. También se nos ocurrió recoger pan seco y restos de comida para usarlo de compost en un invernadero.

Luego empezamos a pensar en hacer excursiones y descubrimos la belleza de la naturaleza de Ioannina. Los scouts nos permitieron explorar más allá de un campamento en el que nos sentíamos encerrados.

En Navidades hicimos talleres de adornos navideños para financiar los viajes, llevamos a los niños a un parque de atracciones e hicimos más salidas al campo. También contactamos con la asociación scout local, que nos enseñó muchas cosas sobre el escultismo y nos introdujo en la comunidad que nos acogía.

P – ¿Y los niños? ¿Los scouts les han ayudado?

R – Sobre todo a ellos. Con las actividades hemos podido trabajar el sentido de la responsabilidad y su independencia, muy necesaria en este momento. También hemos puesto aventura en sus vidas y hemos encontrado una forma diferente de conocer Europa. Creo que lo más importante es que las actividades en los scouts ayudan a los niños a mejorar su situación y olvidar el dolor de la guerra en Siria e Irak.


P – ¿Cuál es vuestra visión de futuro? ¿Cómo creéis que terminará esto?

R – Ahora los Scouts de Katsikas Camp están aprendiendo mucho, descubriendo lo que es movimiento scout mundial. Son verdaderos scouts, y yo estoy muy feliz. El escultismo era lo mejor del campamento de Katsikas.

Los scouts no terminarán cuando nos vayamos de aquí, hemos descubierto algo muy bonito que no queremos perder, muchos nos uniremos a otros grupos cuando nos reasienten por toda Europa.

¡Muchas gracias Issa, con personas como tú el mundo es un poco mejor cada día! ¡Un abrazo de todos los scouts de España!

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