Buscando respuestas ante la Violencia contra las Mujeres

Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer | 25 de noviembre

Las personas que creemos y trabajamos en nuestro día a día para alcanzar una igualdad efectiva entre los géneros, marcamos el día 25N en nuestros calendarios como si de un cumpleaños se tratara. Nada que celebrar pero sí mucho que reivindicar y visibilizar. 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer* según la ONU.

*A mí me gusta matizar diciendo “contras las mujereS”, pues considero que el concepto en singular no recoge la gran diversidad de realidades vividas.

Con esta fecha rondando nuestras mentes, vemos emerger cantidad de actividades, actos más o menos oficiales, manifestaciones, artículos y un sinfín de acciones que nos recuerdan la importancia capital de lucha contra esta lacra. Hay literatura científica de sobra que explica y abala las violencias múltiples ejercidas sobre nosotras, las mujeres, por el simple hecho de serlo, a pesar de que aún hay quien se niegue a verlo.

Los datos oficiales hablan, a día 8 de noviembre, de 37 mujeres asesinadas en el último año a manos de sus parejas y ex parejas (nuestra ley, aunque potente en algunos aspectos, se queda coja a la hora de reconocer otras violencias sobre las mujeres, como el acoso sexual, la mutilación genital femenina o la violencia obstétrica). Otras cifras que recogen todo tipo de feminicidios, y a mi parecer se acercan más a la realidad,  elevan la cantidad a 70 en lo que llevamos de año.

Sin embargo, me gustaría compartir mi reflexión sobre la responsabilidad de aquellos que ejercen (o ejercemos quizás) esas violencias. Vivimos inmersas en un sistema social -el patriarcal-  que sostiene esa desigualdad entre géneros. Sin embargo muchas de las violencias (al menos las que generan las consecuencias más brutales como la muerte) no son ejecutadas por instituciones u organismo. Son llevadas a cabo por individuos. Personas como tú y yo, socializadas en unos roles de género bien establecidos para mantener unos privilegios y opresiones de unas sobre otras. Personas que nos cuestionamos el “porqué ellas siguen aguantando las palizas y no les abandonan”, y no el “porqué ellos se sienten legitimados para pegarles”.

Para quien no conoce la respuesta al primer planteamiento, le recomiendo el acercamiento a la Teoría sobre el Ciclo de la Violencia, de Leonor Walker. Para el segundo, no encuentro respuesta contundente que me saque de la teoría y me lleve a la práctica. Ellos, esos hombres que se dicen celosos y estresados, que justifican su violencia mediante el agobio del trabajo o las responsabilidades “exageradas” de la paternidad, no agreden a sus colegas de profesión, a sus vecinos o a sus padres (véase el uso gramatical de masculino “concreto”). Esos hombres (porque son hombres que conviven con nosotras, no monstruos de las cavernas ni psicópatas descerebrados) humillan y desacreditan a las trabajadoras de su hogar, insultan a las vecinas racializadas, acosan a sus compañeras de trabajo, esclavizan a sus madres y matan a sus mujeres. Mientras tanto no se han encontrado herramientas efectivas para acabar con ello.

No cabe duda de que estamos fracasando como sociedad cuando han sido asesinadas más de 1.100 mujeres en nuestro país desde 2003 debido a la violencia machista.  Así que llegado este punto me gustaría apelar a la pedagogía como arma comunitaria desde donde crear nuevos espacios de interacción, más justos e igualitarios entre mujeres y hombres (comparto algunas ideas de ONU Mujeres para ir poniendo en práctica).

Desde el escultismo trabajamos en la coeducación desde edades bien tempranas, cimentando los pilares fundamentales para que los valores de igualdad de género se sostengan y fortalezcan. Pero nuestros grupos son permeables y las personas que los conformamos no somos ajenas a las influencias de la sociedad en la que vivimos. Por ello considero que debemos ser referentes e ir un paso por delante. En ocasiones el cambio pasa por la modificación de estructuras y la generación de nuevas formas de relacionarnos, construidas entre todas las personas implicadas. De ahí que mi propuesta pase por la inversión de unos esfuerzos renovados y conscientes en promover los buenos tratos entre hombres y mujeres, en ofrecer referentes sociales positivos para nuestras niñas, niños y jóvenes y en mostrar nuestro rotundo rechazo hacia cualquier forma de violencia contra las mujeres.

Como scouts, un día prometimos dejar el mundo en mejores condiciones de como lo encontramos. Desde entonces no hemos dejado de hacerlo. Por ello no podemos permitirnos perder la voz y la energía de todas aquellas que, injustamente, siguen estando silenciadas y siendo asesinadas. Que palabras como estas nos ayuden a honrar la memoria de todas ellas y nos inspiren en la creación de una sociedad donde todos y todas vivamos en verdadera igualdad.

-Dedicado al aquelarre de mujeres scouts que me inspiran y llenan de energía mis días-


Salomé Preciado Corresponsal Scouts de España


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