Ponte el disfraz, quítate los estereotipos

Carnaval, celebraciones de cumpleaños, fiestas temáticas y, cada vez más, Halloween, son momentos del año para disfrazarse. Y en este momento, también estamos educando a niñas y niños. A la hora de disfrazarles, cuidado: también podemos estar replicando estereotipos de género. Y, de paso, fomentar el consumismo de productos desechables que usamos unas horas para que luego terminen en la basura o, en el mejor de los casos, en los contenedores de reciclaje.

Ellas, siempre monas (o peor)

La Unión de Consumidores de la Comunidad Valenciana realizó un estudio sobre disfraces. Una de las conclusiones a las que llegó fue que en las webs de venta de disfraces se continúa abusando de los roles de género, especialmente en los infantiles cuando están relacionados con oficios y profesiones. “Los niños pueden disfrazarse de soldado, piloto de carreras o de vuelo, jugador de rugby, policía…  En cambio, las niñas se disfrazan de animadoras, doncellas, azafatas, enfermeras, sin que exista la posibilidad, por ejemplo, del niño enfermero o la niña piloto. Incluso hay algunos atuendos acompañados de la palabra sexy, incluso cuando son para mujeres menores de edad.

En el caso, de que exista el disfraz de la profesión para ambos sexos, como el caso de policía, bombero, cocinero, la vestimenta femenina no se corresponde con el uniforme habitual y diario de esa profesión, estableciendo una diferencia por sexos en la vestimenta que no existe en la realidad”. Esa diferenciación, señala el mismo estudio, radica en que en el caso de las mujeres, los disfraces tienden a ser provocativos, mostrándoles como objetos sexuales.

En 2017, Imaginarium presentó el I Estudio sobre la Educación y Género. El 80,7% de las madres y padres ha comprado alguna vez juguetes o disfraces considerados tradicionalmente del género contrario al de su hijo o hija (basados en estereotipos de género). Pero no es fácil: tanto en las webs como en las tiendas, el paso previo que siempre se requiere es si se busca para niña o para niño. Como indican desde la Unión de Consumidores, esto limita el acceso a un catálogo amplio e igualitario, “sobre todo cuando existen disfraces que por su propia confección son totalmente unisex, aunque solo se pueden encontrar por búsqueda en determinado género”. 

¿Qué hacer?

Buscar un disfraz lo menos sexualizado e identificado por género posible. O, mejor aún, hacerlo junto con las secciones más jóvenes del grupo scout. Solo hay que elegir tema o personaje y… ¡a crear! Es divertido, posiblemente niñas, niños y adolescentes puedan reutilizar ropa y elementos que tienen en casa o que el grupo guarda en el local, y así se puede trabajar con ellas y ellos las 3R.

Consejos para hacer que este Halloween sea sostenible

  1. No tires los disfraces de un año/fiesta/celebración. Reutiliza el del año anterior o parte de él, regálalo a otra familia que pueda utilizarlo al año siguiente o recicla los materiales que has utilizado.
  2. Usa maquillaje natural y ecológico. Existe pintura sin parabenos ni otras sustancias tóxicas.
  3. Descarta lo que dura solo unas horas o unos días. Estas compras se realizan sobre todo teniendo en cuenta el ahorro económico, pero suponen un gasto excesivo para el medio ambiente y un residuo adicional que podemos evitar.
  4. Decoración sostenible. Aprovechael cartón de las cajas de mudanza que tenemos en el trastero, envases de bebidas (leche, refrescos…), esa escoba del año pasado con el mango un poco roto… ¡todo puede servir!
  5. Si quieres tener la típica calabaza, compra una de mentira pero guárdala para usarla por los siglos de los siglos. O, si compras una de verdad, ¡no te olvides de usarla después! Puedes hacer unos buñuelos (¡ñam!) o una crema muy rica, saludable y calentita para el frío.
  6. Y por último… ¡a reciclar! Cuando termine Halloween separa los residuos, colocándolos cada uno en su contenedor correspondiente y, lo que puede ser reutilizado, guárdalo o dónalo.




Si compras un disfraz…

Los disfraces para menores de 14 años son considerados juguetes. Deben tener la marca CE, que garantiza que los tejidos tienen una combustión lenta y advierte de la existencia de piezas pequeñas o peligrosas que pueden implicar riesgo de asfixia. En los disfraces para adultos fíjate en que el etiquetado lleve la siguiente información: nombre, dirección y NIF del fabricante, comerciante o importador, número de registro industrial en el caso de prendas fabricadas en España y composición del producto.


¿Cuándo fue la última vez que viste a un mexicano real vistiendo sombrero, poncho y montando un burro? ¡Oh, cierto, nunca!

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