Con R de responsabilidad medioambiental

El escultismo nos enseña a mirar nuestro alrededor desde la empatía y la compresión, invitándonos al ejercicio de la justicia social. Pero también nos permite sentir y percibir lo sagrado de todo aquello que nos rodea, el medio ambiente y la naturaleza como casa común. Desde bien pequeñas compartimos momentos scouts entre árboles, bañándonos en ríos y contemplando el cielo estrellado de las noches sin luna. Cantamos alrededor del fuego y respiramos aire puro en el punto más alto de las montañas. Pero disfrutamos de su generosidad no como propietarias de ella, sino como parte indisoluble de sus átomos y partículas. Estamos ligados a su esencia de una manera que nos hace trascender, rozando la magia.

Pero para seguir disfrutando de todos esos lugares y momentos, debemos ser guardianes y protectoras de los bosques, de las playas y montañas, de todo espacio donde convivan otros seres. Por ello debemos pasar a la acción haciendo, como bien sabemos, de nuestro servicio una actuación comprometida y global.

Hace años, cuando aún era una lobata, recuerdo aquellos juegos aprendiendo e interiorizando la importancia de las 3R: reducir, reutilizar y reciclar. Me sorprende ver cómo esa regla tan sencilla ha sido olvidada por parte de las y los adultos de nuestra sociedad. O al menos, eso es lo que muestran sus hábitos: compras frenéticas que perpetúan la cultura del usar y tirar, sin importarnos la contaminación producida en su fabricación y mucho menos en su gestión cuando ya sean solo residuos. Vidas medias de uso de plástico y fibras textiles que en algunos casos rozan la estupidez. No porque mueran pronto, sino por lo superfluo de su uso humano y lo eterno de su descomposición en medios naturales, contaminándolos y destrozándolos.

Sin embargo, descubro con alegría y cierto escepticismo que esas 3R primarias se han multiplicado y, a pesar de que no hay consenso exacto entre su número (entre 7 y 9) y su denominación, yo os comparto mi propia propuesta personal sobre las mima. Son R que amplían nuestras posibilidades de hacerlo bien y apelan a nuestra responsabilidad compartida.

Las R que nos ayudan a dejar el mundo mejor de como lo encontramos

Reflexionar: se trata de una buena costumbre para todos los ámbitos de nuestra vida, pero en este caso adopta su valor de la importancia de, antes de adquirir un producto y la forma de realizarlo. Pensar si es necesario o se trata de un capricho, si puedo crearlo yo misma, o si puedo pedirlo prestado o encontrarlo en el mercado de segunda mano

Rediseñar: aunque este aspecto se escapa en cierto modo de nuestro control, es importante que exijamos productos diseñados con ciertas garantías y vida útil (evitando la obsolescencia programada entre otros), cuya recuperación o reciclaje posterior puedan ser efectivos

Rechazar: son muchas las empresas que nos hacen llegar su publicidad a partir de folletos, catálogos o merchandising varios con el logotipo (desde lápices, tazas, libretas hasta artilugios más sofisticados como carcasas para el teléfono móvil o auriculares inalámbricos). A pesar de que esos productos tengan un coste cero para ti, su producción y distribución han generado unos residuos que amplían la contaminación del planeta. No aceptes todos esos obsequios si van a acabar guardados en un cajón.

Reducir: esta es una consigna antigua, recogida en las ya clásicas 3R´s. No compres o adquieras aquello que realmente no necesitas o que no vas a utilizar. Además intenta elegir productos cuyo empaquetado (en plásticos) no supere lo estrictamente necesario para su conservación. En la alimentación, por ejemplo, si apuestas por compra local y de cercanía, además de evitar envoltorios innecesarios, reduces las emisiones de CO2 que se producirían por el transporte de los alimentos desde distancias lejanas.

Reutilizar: para el año 2021 se habrán prohibido legalmente el uso de plásticos de un solo uso así que a partir de ahora nos veremos obligadas a dejar de usar muchos de esos productos de usar y tirar. Ya somos muchas (y percibo que en el escultismo lo tenemos muy integrado) las que contamos con productos de usos múltiples para en nuestra vida diaria: botellas de vidrio, bolsas de tela, copas menstruales o pajitas de bambú. Con ello evitamos verter residuos y deshechos a la naturaleza, disminuyendo la devastadora contaminación medioambiental que ello provoca

Reparar: nos encontramos con que, en muchas ocasiones, es más barato (económicamente) tirar y comprar un producto nuevo que arreglarlo o repararlo. Esto escapa a toda lógica de consumo responsable. Coser una cremallera descosida, atornillar el armario o cambiar una pieza de la lavadora no solo nos hace ser más responsables con el medio ambiente sino que nos ofrece una soberanía e independencia que nos coloca por encima de la publicidad despiadada y el consumismo voraz. Además nos reconecta con saberes tradicionales de nuestras madres y padres, generaciones multitarea que estarán encantadas de compartirnos sus conocimientos.

Renovar: en ocasiones nos da por guardar cajas, botes, ropa o incluso aparatos que no funcionan pero nos da cierta pena tirar (muchos trasteros cumplen esta función). En este punto volvemos a la primera R (Reflexionar). ¿Qué necesito? ¿Para qué?¿ Algo de lo que tengo pude cumplir esa misma función? ¿Puedo crearlo yo misma con los materiales que tengo? Se trata por tanto de utilizar ciertos objetos con un objetivo distinto que para el que se habían producido.

Reciclar: recordad que este último paso es importante pero es la última opción que debemos valorar. Los últimos informes nos desvelan que una parte importante de lo que vertemos en los contenedores no está en las condiciones óptimas para su procesos de reciclado. Infórmate sobre las opciones – contenedores, plantas de reciclaje, proyectos sociales- que tengas en tu entorno. ¡No hay excusas para no hacerlo bien!

Un paso más allá: la economía circular

Si ya conocías estas R´s y las tienes integradas en tu día a día, te animo a que descubras (si no lo has hecho ya) las ventajas de la economía circular. Y sobre todo, te deseo buen viaje como Guardián de la Ecología para hacer llegar esta información a tu entorno, incluidos los y las scouts. La Madre Tierra nos los agradecerá.

 

 

 

 

 

 

 

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