SCOUTS QUIJOTES DEL SIGLO XXI

El 23 de abril se celebra en toda Europa el día del libro. Ese mismo día los Scouts andamos liados con otra celebración que todos conocemos; se trata del «San Jorge».

Tal fecha se eligió por coincidir la muerte de 3 autores fundamentales para la historia de la literatura mundial: Garcilaso de la Vega, el menos conocido; Shakespeare, el de «ser o no ser»; y nuestro Cervantes, el del Quijote.

Y aquí llego al meollo, pues si conmemorar consiste en «volver a traer a la memoria» un acontecimiento, no habría mejor homenaje que volver a leer tan enorme obra. Tranquilos, no será necesario, aunque no sería impropio, endilgarse los 52 + 74 capítulos de cada una de sus partes. Quien decidiera, por curiosidad, hacer caso a este pobre escribiente, también puede optar por una de las versiones que enriquecen esta obra como son la escrita en castellano actual de Trapiello, la edición juvenil, las versiones en Cómic (Recomiendo la de la Editorial Kraken). O para los muy muy vagos hay películas y series, de dibujos animados y de imágenes reales.

Se trata de una novela, la primera moderna, compuesta por pequeñas historias independientes, o interdependientes, todas amenas en sí, todas con pequeñas enseñanzas. Y en todas aparece nuestro protagonista más universal y conocido. Quien no conoce la «aventura de los molinos de viento», «la de los leones», «el manteo de Sancho Panza» o «la batalla contra los cueros de vino».

En un mundo que acorrala refugiados (pues si hermanos, los hacinan en corrales), violenta niños y mujeres (ved si no las cifras de acoso escolar y maltrato doméstico) ¿No aspiramos a «deshacer los agravios, enderezar (en)tuertos, enmendar sinrazones»?

¿No tenemos, los scouts digo, al igual que Quijano, una Dulcinea idealizada y utópica hacia la que caminamos sin desfallecer aunque sean miles quienes nos digan que no se alcanza o que no existe o que es diferente a la soñada? Yo a la mía la llamo «Paz».

¿No nos arrojaríamos, lanza en ristre, contra todos los molinos-gigantes que se nos pusieran por delante, tengan dos, o cuatro, o cuatro mil, brazos y los agiten como poseídos por la ira más furibunda? Los derribaremos con nuestras poderosas armas: una sonrisa y ganas de colaborar.

Y a los que digan que «derretidos había los sesos» de tal señor, decidle que pensaría de un grupo de adultos y niños empañoletados haciendo extrañas danzas indias, cantando en mitad de la calle o aullando a la luna en celebraciones con fuego y disfraces.

En fin que digo yo que no hay mayor homenaje que convertirse, al menos un rato, en ese caballero de la triste figura, o de los leones y ser un día más Quijotes del siglo XXI.

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