Raquel y su amiga Laura del grupo scout San Jorge 310 en su ceremonia de pase de lobatas a tropa.

Raquel y Laura en el Festival de la Canción Scout de Murcia en 2017.

Antes de empezar a contaros mi historia, necesito que visualicéis en vuestras cabezas los 10 artículos que forman la Ley Scout.

¿Lo tenéis? ¡Bien!

Ahora de entre los artículos de nuestra ley scout me gustaría resalta el siguiente: “El/la scout es amigo de todos y hermano de cualquier otro scout”.

Y os preguntaréis…¿Por qué hacer referencia a ese artículo?

La amistad es esencial para una vida plena y feliz. ¿Estáis de acuerdo? ¡Y en los scouts se forjan amistades profundas y durareras!

Mi experiencia lo confirma. Cuando yo tenía 6 años entre a formar parte del grupo de mi ciudad, sin tener mucha idea de lo que el escultismo significaba, solo con ganas de pasármelo bien y poder jugar con otros niños. Conforme iban pasando los años, esos niños con los que empecé a jugar seguían a mi lado, independientemente del colegio en el que estuviésemos , de nuestras actividades extraescolares, cada sábado seguía compartiendo momentos con los mismos compañeros. Aquí podéis ver las fotos con mi amiga Laura en nuestra ceremonia de pases de lobatas a tropa en 2005 y todavía seguimos juntas en el grupo. Este año fuimos al Festival de la Canción en Murcia.

Pasaron unos años más y algunos de esos compañeros dejaron de formar parte del grupo, y en cambio, muchos otros se iniciaron en él. Pero entre Laura y yo la relación seguía como en el principio. Y, no solo entre nosotras, sino con otras muchas personas. Incluso, actualmente, que cada uno ha tomado un camino, ya sea al otro lado del charco, o en la otra punta de España, o estudiando de lunes a domingo para obtener una plaza en el mejor hospital -como yo-, seguimos sintiendo el vínculo como al principio. Esa es la magia del escultismo, que hace que personas que no tengan gustos similares, conecten, por el simple hecho de llevar una pañoleta colgada del cuello. Ya sea con personas que han crecido contigo, o aquellas con las que has coincidido en una actividad scout. Da igual el color de la pañoleta, la provincia, la comunidad autónoma o el país: el escultismo no entiende de fronteras.

Yo ya he contado mi experiencia ¡Ahora te toca a ti!

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