José Cáceres es scout en el grupo Al-Kazires 462, de Extremadura, desde hace varios años. Este verano ha participado por primera vez en una actividad internacional, en la roverweek de Kandersteg, en Suiza. José ha preparado un video para mostrarnos su experiencia y hemos aprovechado para hacerle unas preguntas. Seguro que después de leerlo os entran ganas de participar en eventos internacionales. En ese enlace os dejamos unos cuantos. ¡Hay muchos más!
¿Qué ha sido para ti la experiencia de participar en una Roverweek?
La verdad, si tuviera que escoger una palabra diría «oportunidad». La Roverweek ha sido realmente barata gracias a que la mitad del coste real lo pagó la WOSM. Esto ha hecho que sea una actividad accesible para muchas personas que no nos podemos permitir otro tipo de actividades internacionales donde encontrarnos con rovers de tantos países y compartir experiencias, conocimientos y por supuesto las diferentes tradiciones que hacen del escultismo un movimiento único y al mismo tiempo increíblemente diverso. Es una oportunidad para abrirte al mundo, sin barreras.
¿Cómo te enteraste de este evento?
¡Pues fue por mera casualidad! Yo quería buscar información sobre la Roverweek de Griébal y cuando puse «Roverweek» en Google lo primero que me salió fue la página de KISC. Pulsé sin saber qué era y vi que era casi en las mismas fechas, y al final hice un poco de investigación y decidí aventurarme. La verdad es que los rovers que nos encontramos allí coincidimos en que faltaba algo de información, tuvimos que preguntar bastantes cosas básicas que no aparecían en la web y lo hemos dicho en la evaluación del campamento para que lo tengan en cuenta en las próximas ediciones.
¿Es la primera vez que participabas en una actividad internacional?
No, no ha sido la primera vez. Estuve en el Agora 2016, que fue en Guadarrama, y ese mismo año organicé junto a otros rovers el I Foro Euromediterráneo, también en Guadarrama. Sí que era la primera vez que participaba fuera de España, y en ese sentido puedo asegurar que, si bien KISC es un lugar único, como un sueño hecho realidad, al final la experiencia de un evento la determina la gente que participa. Cuando llegué a la Roverweek y vi queramos 30 pensé: «¡qué pocos!», porque la Roverway había sido justo un par de semanas antes y, aunque yo no fui, sí que vi por redes que eran muchísimos. De hecho el año pasado en el EsJamboree fuimos 300 rovers, por ejemplo. Pero luego te das cuenta de que siendo menos personas las relaciones son mucho más intensas, conectas más profundamente, es todo más íntimo y se hace más equipo.
¿Qué es lo que más te ha sorprendido?
KISC es un lugar que se puede definir con dos palabras: buen rollo. Cuando estás aquí en España y oyes cosas de Kandersteg, Suiza, etc, piensas: «Guau, qué lejano suena todo, qué difícil llegar hasta allí, qué inaccesible y místico». Pero cuando llegas no tardas más de cinco minutos en sentirte como uno más. Todo es muy horizontal, es como una gran familia. Creo que ese ambiente tan absolutamente natural y humano no es tan sencillo de encontrar en otros lugares. Y, por supuesto, el entorno, ¡los Alpes son un lugar increíble! A veces tenía la sensación de estar en el set de Sonrisas y Lágrimas, ¡parece que no hay nada mal! Todo es como se supone que tiene que ser.
¿Cuál es la actividad que más te ha gustado?
Lo hemos pasado muy bien en la ruta al glaciar y haciendo el descenso del río por Berna, pero en realidad creo que la actividad que más me ha aportado y que recuerdo con más cariño fue la colaboración que hicimos con la UNESCO en los pastos de los Alpes. La ganadería tradicional está protegida y estuvimos ayudando a un ganadero local quitando las piedras, que caen del glaciar a la ladera de la montaña, para que las vacas puedan pastar sin hacerse daño en las patas o en la boca y la hierba pudiera crecer sin problemas. En ese momento me sentí totalmente en paz conmigo y con el entorno, con la naturaleza y con el pueblo suizo.
¿Alguna experiencia más que quieras compartir?
Varias noches a la semana se organiza un fuego de campamento internacional. Se enciende la hoguera y la gente sale ante el público a cantar, hacer animaciones, enseñar algo de su cultura, contar historias… Y esos momentos son muy bonitos después de toda una jornada de trabajo o de actividades.
¿Sientes que en este encuentro has «remado tu propia canoa»?
Bueno, en estos eventos uno a veces no tiene la oportunidad de dedicarse tanto a sus propios objetivos. En la Roverweek eramos 30 rovers y al final ha estado enfocada en un sentido más grupal. Aún así hemos tenido nuestros momentos de crecimiento personal, por supuesto, cuando estuvimos viendo los programas y proyectos de la WOSM como los Messengers of Peace o Citizens of the World. Se nos han presentado nuevas oportunidades de cara a nuestro crecimiento como rovers en estas charlas para que podamos desarrollarlas en nuestras vidas en el sentido que cada uno queramos.Se nos ha dado facilidad y libertad para tomar nuestras decisiones en todo momento, no había barreras para nosotros por parte de la organización.
Muchas gracias a José Cáceres, del grupo Al-Kazires 462, de Extremadura por contarnos con tanto detalle esta experiencia. si te han entrado ganas aquí puedes consultar otros eventos internacionales en los que participar. ¡Hay muchos más!