Llegan los exámenes y estos provocan en niñas y niños situaciones de tensión y nervios por la presión que sienten.  En mi opinión, cada uno aprende lo que puede y cuando puede, a un ritmo que se ajusta a su situación y personalidad. En esta época la presión que los niños sientes se agrava y, creo que a veces las familias no sabemos aliviar. Desde mi experiencia como padre de un lobato y de una castora que, aunque aún no están sometidos al trajín de exámenes y competitividad que rezuman nuestro sistema educativo, puedo comprender la preocupación con que las familias afrontan estos últimos meses de curso escolar.

Mi primer consejo a las familias que ven a sus hijas e hijos estresados es: ¡animadles a que vengan al grupo! Los juegos, dinámicas, preparación del campamento, especialidades, etc., les hacen olvidarse de los libros durante unas horas. Recuerdo tardes interminables en mi infancia de mal estudiante en las que tras horas sobre los libros sin que las líneas que se leen quieran ser admitidas por las neuronas del cerebro cerrase de mal humor los odiados libros. Emprender cualquier actividad lúdica, no hace falta mucho tiempo, es beneficioso. Al regresar de mejor humor a los libros, resulta que sí que parte de ese conocimiento fue asimilado. No es magia, si no hay trabajo, no hay resultados: “el éxito es un 10% de inspiración y un 90% de transpiración”, dijo un sabio.

El cerebro se resetea – ¡ojo!, no olvida, pero vuelve al inicio.  El disco duro sigue lleno de información, pero ésta fluye mucho mejor. La disposición del ánimo tiene mucha importancia para que esta información se pueda buscar de modo más eficaz. Que conste que hablo desde mi experiencia, pero os animo, como adultos, a “empollar” tres horas un libro, de la materia que más os guste incluso, y aún descansando 5 minutos cada hora, a ver si aguantáis y cuánto de ese conocimiento habéis asimilado. Yo no puedo.

¿Hay algo más sano que juntarse con su grupo scout a pensar cómo divertirse quince días en verano? O ¿a qué dedicar su aventura?

El campamento de verano cumple una gran función educativa. Tras regresar los niños a casa son muchas las familias que nos dicen lo mucho que han mejorado. Les ven más responsables, maduros, con otra perspectiva de la vida, buen humor y otro modo de afrontar las dificultades.

Como scouter y padre os recomiendo otras medidas para coartar las tendencias a la pereza y la falta de estudio como, por ejemplo, dejarles sin móvil, sin chuches o sin cualquier otro juguete de los que puedan disfrutar el resto del tiempo y de dudoso valor educativo. Una vez que el campamento ha pasado, ya no podemos volver atrás y vivir esa experiencia por la que han trabajado durante todo el año.

Imaginad que en el cole, al suspender matemáticas y lengua, por ejemplo, su tutor los castigara sin educación física, ni plástica o, peor aún, sin educación en valores, ¿no resultaría absurdo?

Aquí os ofrezco más razones para justificar por qué es importante que niñas y niños acudan al campamento de verano:

  • Los niños trabajan mucho para realizar sus actividades y especialmente para el campamento de verano. Es injusto que, después de tanto esfuerzo, no se les permita disfrutar de los frutos de su trabajo.
  • Para mejorar su rendimiento en el estudio es recomendable alternar tiempos de trabajo con tiempos de descanso, en los que es conveniente que el cerebro cambie de actividad pensando en asuntos no académicos.
  • Socializarse y relacionarse con otros niños es beneficioso, ya que facilita la relajación mental y el descanso del estrés de los exámenes.
  • Existen otros sistemas de motivación hacia el trabajo y el estudio que creemos que son mejores alternativas antes que castigar sin las actividades scouts. En este sentido, nos referimos a refuerzos positivos o negativos, pero que no impliquen la prohibición de asistir a una actividad beneficiosa.
  • La autoeducación progresiva que practica el escultismo es una forma de trabajar la responsabilidad de los chavales de modo que tomen las riendas de su propia vida y sean conscientes de que estudiar es muy importante para su futuro.Por supuesto, asistir a las actividades scouts no les garantiza aprobar el curso académico. Deberán trabajar igualmente, pero sabrán que su éxito académico depende de ellos mismos y se harán responsables de su futuro, es decir, “madurarán”.

Respeto vuestras decisiones como educadores, y jamás me atreveré a decir lo que debéis hacer. Como padres o madres siempre pensamos en lo mejor para nuestros hijos, pero sí os digo, en base a estos argumentos, que, por favor: no castiguéis a vuestros hijos sin escultismo.

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